La huella hídrica es un concepto clave en la gestión de los recursos hídricos, especialmente en regiones donde el agua es un bien escaso, como es el caso de la Región de Murcia. Este término se refiere al volumen total de agua utilizado directa e indirectamente en la producción de bienes y servicios, incluyendo el agua consumida y contaminada. En el ámbito de la agricultura, la huella hídrica es un indicador crucial para evaluar la sostenibilidad del uso del agua, dado que este sector es responsable de la mayor parte del consumo hídrico a nivel global.
En la Región de Murcia, la agricultura es una actividad económica vital. Según los datos estadísticos de la Consejería de Agricultura y Agua en la Región de Murcia, la superficie cultivada en regadío supone un 47,9% de la total, si bien su distribución por cultivos es enormemente variable.
Históricamente, una de las más importantes limitaciones de la agricultura murciana ha sido el agua, tanto en términos de cantidad y calidad, como de disponibilidad de la misma. A nivel climático, el sudeste peninsular, en el cual está enclavada la Cuenca del Segura y la Región de Murcia, está clasificado como perteneciente a la región mediterránea de la zona parda, una de las zonas más cálidas y secas de Europa y la más seca de la Península Ibérica, con carácter semiárido (Font, 1983).
La precipitación y evaporación en el ámbito regional han sido tratadas por varios autores (Saura y Ferreras, 1976; Sánchez Toribio, 1989), determinando estas variables climáticas unas limitaciones estrictas en el balance hídrico y en los recursos de agua disponibles, lo que plantea un importante problema de déficit hídrico e infradotaciones de cultivos consecuentemente, tanto a nivel de Cuenca del Segura como a nivel de la Región de Murcia (Gutiérrez y Senent, 1984; Martínez et al., 1993; Cabezas, 1995). Así pues, el agua, debido a su limitación como recurso natural en el ámbito de la producción agrícola, hace conveniente el desarrollo de análisis económicos específicos como recurso escaso y factor limitante para la producción vegetal (Vera, 1990).
En un entorno marcado por la sequía y la limitada disponibilidad de recursos hídricos, la gestión eficiente del agua es esencial para garantizar la sostenibilidad agrícola y la protección del medio ambiente. Aquí es donde entra en juego la huella hídrica, ofreciendo una perspectiva integral sobre cómo se puede mejorar el uso del agua en la agricultura.
Cubiertas impermeables como solución a la huella hídrica
La utilización de cubiertas impermeables se ha convertido en una solución innovadora y efectiva para reducir la huella hídrica en la agricultura, especialmente en el sudeste de España. Estos sistemas ofrecen una forma eficiente de almacenar y conservar agua, minimizando las pérdidas por evaporación y protegiendo la calidad del agua frente a contaminantes externos. Gracias a la construcción e impermeabilización de embalses se obtienen multitud de beneficios y ventajas:
CONTROL DE EVAPORACIÓN
Uno de los mayores desafíos en la gestión de embalses agrícolas es la pérdida de agua por evaporación, un problema que se agrava en climas cálidos y secos. La evaporación puede reducir significativamente el volumen de agua disponible para el riego, incrementando así la demanda de recursos hídricos adicionales.
Las cubiertas impermeables actúan como una barrera física, impidiendo que el agua almacenada se evapore.
Por lo tanto, esto asegura que una mayor cantidad de agua esté disponible para su uso en el riego y evitando el aumento de la salinidad del agua.
Al evitar la pérdida de agua por evaporación, se conserva más agua en la balsa para su uso, reduciendo la necesidad de extraer más agua de fuentes naturales para reponerla. Esto, en consecuencia, reduce la huella hídrica asociada con la extracción y reposición de agua.
ANULA POR COMPLETO LA PROLIFERACIÓN DE ALGAS
Las cubiertas impermeables desempeñan un papel clave en la anulación de la proliferación de algas en balsas de agua, y esto se debe a la forma en que alteran el entorno que favorece su crecimiento. Las algas necesitan principalmente luz solar, nutrientes y temperaturas adecuadas para crecer.
Al usar cubiertas que limitan el crecimiento de algas, se asegura que el agua se mantenga más limpia y apta para el uso directo, lo que reduce la necesidad de tratamientos adicionales. Esto contribuye a una menor huella hídrica gris, que es la parte de la huella hídrica que se relaciona con el volumen de agua necesario para asimilar los contaminantes.
Conservación de ecosistemas
Las cubiertas impermeables reducen la necesidad de extraer agua de fuentes naturales, como ríos, lagos y acuíferos. La reducción en la demanda de agua para actividades agrícolas disminuye la presión sobre estos cuerpos de agua, lo que permite que los ecosistemas acuáticos mantengan sus niveles naturales. Además, se garantiza que los hábitats naturales mantengan sus condiciones necesarias para sustentar una gran biodiversidad de ecosistemas.
Mayor eficiencia en el uso del agua
Las cubiertas permiten que el agua almacenada sea utilizada de manera más eficiente, con menos pérdidas y una mejor calidad. Conservan el agua en regiones de escasez hídrica como es el sudeste de España, permitiendo un uso más eficiente en la agricultura, y aumentando la resiliencia frente a la sequía.
Debido a que anulan la proliferación de algas se reduce la necesidad de tratamientos adicionales. Por otro lado, evita la concentración de sales, mejorando la eficiencia del riego y reduciendo la cantidad de agua necesaria para diluir o lavar suelos afectados por salinización.
En resumen, el uso de cubiertas flotantes y suspendidas no solo ayuda a preservar el agua almacenada, sino que también mejora la eficiencia y la sostenibilidad del uso del agua, disminuyendo significativamente la huella hídrica total.
Por otro lado, puede generar un ahorro económico significativo para los agricultores ya que optimiza el uso de la infraestructura y reduce los gastos relacionados con el almacenamiento y distribución de agua.
La huella hídrica en la agricultura es un tema de vital importancia, especialmente en regiones con escasez de agua cómo Murcia. A través de la implementación de prácticas agrícolas sostenibles y la instalación de infraestructuras, es posible reducir significativamente la huella hídrica, mejorar la eficiencia en el uso del agua y asegurar la sostenibilidad a largo plazo de la agricultura.
La construcción de embalses con cubiertas impermeables es una inversión a largo plazo, que aporta numerosos beneficios en términos de sostenibilidad y eficiencia. Al eliminar la evaporación y anular la proliferación de algas, estos sistemas aseguran un suministro constante y de alta calidad para la agricultura. Además, al minimizar las pérdidas de agua y evitar la necesidad de tratamientos adicionales, se contribuye a una agricultura más responsable y a la preservación de los recursos hídricos.
En IMCUR, estamos comprometidos con la construcción de soluciones que no solo beneficien a los agricultores, sino que también contribuyan a la protección del medio ambiente y la preservación de los recursos hídricos para las futuras generaciones.de en contactarnos.