Cómo evitar que aumente la salinidad del agua para riego

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La calidad de un agua de riego puede variar dependiendo de varios factores. Dependiendo del propio cultivo que se trate o de otros aspectos como el tipo de suelo o el clima, la calidad del agua puede ser mejor o peor.

Más allá de esta calidad, sí que existe un problema común, la salinidad en el agua de riego. En ocasiones, no queda otro remedio que regar con ese tipo de agua, sobre todo cuando resulta imposible encontrar una alternativa o, directamente, no existe otra opción.

¿Qué consecuencias tiene regar con un agua alta en concentración de sales?

El principal efecto de la salinidad en los cultivos es de tipo osmótico. Cuando se riega con un agua que cuenta con una alta concentración de sales, el cultivo tiene que hacer un mayor esfuerzo para poder absorber el agua del suelo.

Este esfuerzo extra supone un coste de energía para el cultivo, provocando un efecto parecido al que se produce por estrés hídrico, el mismo efecto que se sufre debido a la falta de agua. Evidentemente, esto tiene unas consecuencias bastante evidentes, por ejemplo, que el cultivo reduzca su desarrollo vegetativo.

Esta reducción en el desarrollo vegetativo del cultivo es debida a la reducción de su crecimiento y a la división celular. En términos generales, podríamos decir que se reduce la producción del propio cultivo:

  • Un cultivo mucho menos efectivo

El estrés salino acaba por provocar un cultivo mucho menos efectivo. El estrés salino provoca una reducción en la actividad fotosintética y obliga a la planta a aumentar su respiración para poder generar la energía suficiente como para poder absorber el agua.

Este extra de energía es el principal problema. Debido a que la planta gasta esa energía en obtener un agua que, debido a sus sales concentradas, le resulta mucho más complicado de obtener, se reduce el desarrollo, la germinación y la brotación del cultivo.

Este no es el único efecto que se tiene con estas aguas de alta salinidad, ya que también puede haber un retraso en la germinación de la planta. Por otro lado, este retraso no solo supone esperar más tiempo hasta que llegue la germinación, ya que tiene muchos más riesgos. Si la emergencia de las plántulas llega a coincidir con un estrés hídrico o un encostramiento junto al estrés salino, puede que muera la planta.

  • El terreno también sale perjudicado

Cuando se riega con un agua con una alta concentración en sales, no son las plantas las únicas que salen mal paradas, ya que el terreno también sufrirá las consecuencias.

Si se riega de forma continua con un agua con una alta concentración salina, con el tiempo, se provocará una acumulación progresiva de sales en el suelo. Conforme el agua se vaya evaporando, las sales quedan en el suelo y esta acumulación puede llegar a provocar problemas en el crecimiento de las plantas

Por otro lado, también es posible crear un desbalance iónico en el suelo. Al regar con aguas con alta salinidad se pueden desplazar algunos iones esenciales para las plantas como son el calcio o el potasio. Este proceso puede alterar la disponibilidad y absorción de los nutrientes del suelo por parte del cultivo, lo que nos llevaría a deficiencias nutricionales.

La estructura del suelo también puede verse alterada. Esto es debido a que la acumulación de sales puede acabar formando agregados de suelo más compactos. En consecuencia, estos agregados provocarán que se reduzca la porosidad y permeabilidad del suelo, lo que obligará al cultivo a hacer un esfuerzo extra debido a la poca permeabilidad del suelo.

Al regar con aguas con alta concentración en salinidad también se pone en riesgo la retención de agua. Esto se debe a que el suelo retiene menos agua debido al aumento de la tensión por las altas concentraciones de sales. Una vez más, este efecto provoca que el agua llegue mucho peor al cultivo, provocando también una sequedad en el suelo aumentando el estrés hídrico.

  • El agua con alta concentración de sales empeora el cultivo

La conclusión que podemos sacar con todo esto es que un cultivo regado con aguas con alta concentración de sales es un peor cultivo. El cultivo se desarrollará mucho peor, por lo que no será igual de eficiente que cuando se riega con un agua con menor concentración salina.

En términos económicos, esto puede repercutir de forma negativa en el agricultor, ya que obtendrá menos rédito en su cultivo. Por otro lado, el efecto de regar con aguas con alto contenido en sal no es solo a corto plazo en el cultivo que se está llevando a cabo, sino que afectará también a futuros cultivos debido a que empeorará el suelo donde se está regando.

Por este motivo es muy importante tener claro todas las consecuencias que conlleva regar con este tipo de agua. Además, cuanto más se riegue, más sales se estarán acumulando en el suelo, por lo que las consecuencias serán mucho peores en un menor lapso de tiempo, hay que valorarlo bastante bien.

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Cubierta IMCUR para evitar el aumento de la salinidad A pesar de que resulta complicado saber exactamente en qué porcentaje aumenta la salinidad en un embalse descubierto, sí que sabemos cuál es la mejor forma para evitar que esta aumente, tapándolo.

¿Cuánto aumenta la salinidad en un embalse destapado?

Está claro que cuando un embalse se encuentra destapado es normal que aumente la salinidad de sus aguas. El principal suceso que provoca este fenómeno es la evaporación. Conforme el agua del embalse se va evaporando, las sales disueltas en esa agua se concentran en el agua restante, lo que provoca que aumente su salinidad.

Sin embargo, resulta complicado saber exactamente el porcentaje en el que puede aumentar ya que depende de muchos factores, por ejemplo, de la cantidad de agua que se evapore y también de la salinidad de concentración que tenían las aguas anteriores.

Un factor que tiene también mucho que ver es el clima. En los climas áridos o semiáridos las tasas de evaporación son más elevadas, por lo que el aumento de la salinidad puede ser mucho más significativo. Así mismo, la salinidad de un embalse también puede verse afectada por el agua de entrada al embalse, si esta es más o menos salina.

Para conocer el dato exacto acerca del aumento de la salinidad será necesario llevar a cabo varios análisis de forma periódica y llevar un registro con los cambios a lo largo del tiempo. Mediante estos estudios se podrá ver cuánto ha ido aumentando la salinidad cada año.

La cubierta IMCUR para embalses es la solución perfecta para evitar que aumente la salinidad del agua del embalse debido a la evaporación. Básicamente, las cubiertas flotantes actúan como barrera entre el agua y la atmósfera, evitando que esta se pueda evaporar. Si quieres mejorar la calidad de tu cultivo y evitar que el agua del embalse vaya aumentando su salinidad con el tiempo, ahora tienes la opción de evitar este fenómeno natural instalando este sistema de cubierta eficiente y rentable.